Capítulo IIIDel esfuerzo y fortaleza de un soldado romano llamado Julián.Un capitán de cien hombres, varón noble de Bithinia, llamado Julián, el cual fué el más fuerte de ánimo, y más diestro en las cosas de la guerra, y más esforzado en las fuerzas de sus brazos de cuantos yo conocí .en esta guerra, cuando vió que los romanos resistían tan mal y que ya volvían atrás (estaba éste por causa de Tito en la torre Antonia), salltó muy presto en medio, y persiguió él solo a los judíos que va iban venciendo, hasta la parte de más adentro del templo. Huíanle todos delante, pensando que no era aquello fuerza de uno, ni que tan grande atrevimiento era suyo; pero echándose él por medio de los enemigos, los unos echaba por una parte, y a los otros cuantos le venían a su encuentro, todos los mataba. No se maravilló tanto César por cosa alguna, cuanto por ver esto; ni toda su gente vió cosa tan espantable y horrible. Perseguían también a éste los hados, de los cuales no hay quien se pueda guardar: porque traía unos zapatos con muchos clavos y muy agudos, como suelen tener todos los otros soldados; y corriendo por un enlosado, resbaló y cayó, derribado, con gran sonido de las armas, y volvieron entonces contra él los que antes iban huyendo. Levantóse un alarido grande en este medio, viéndolo los romanos que estaban en la torre Antonia, temiendo mucho que fuese muerto. Heríanlo los judías con espadas y con lanzas por muchas partes: amparábase él de muchos tiros y golpes con su escudo; y trabajando muchas veces por levantarse, fué a la postre, con la muchedumbre de los que le herían, derribado: y aun estando en tierra hirió a muchos, porque no pudo ser presto muerto, por estar todos sus miembros, por donde lo hubieran podido matar, cubiertos de armas. Había encogido su cabeza mucho tiempo, hasta tanto que, cortados ya todos los otros miembros suyos, perdió sus fuerzas, no osando alguno de los suyos socorrerle. Tito fué con esto muy lastimado, por ver que un varón tan esforzado y valeroso era muerto a vista de tanta gente, viendo que el lugar era causa de no poder socorrerle, y que a todos los otros soldados deteníalos el miedo. Habiendo, pues, Julián luchado con la muerte mucho tiempo, habiendo dejado muchos de sus matadores muy heridos, fué muerto tristemente, con gran gloria suya, y no sólo esto entre los romanos y delante de Tito, pero aun también dejando gran nombre de sí entre los enemigos: los judíos arrebataron el cuerpo del muerto, e hicieron recoger a los romanos, huyendo a la torre Antonia. Pelearon aquí valerosamente Alejas y Gyphtheo del escuadrón y gente de Juan; de la parte de Simón, Maiachías y judas, hijo de Mertón, y Diego, hijo de Sosa, capitán de los Idumeos, y dos hermanos zelotes, hijos de Jairo, el uno llamado Simón, y el otro Judas. *** |
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