Al excelentísimo señor don Gaspar Melchor de Jovellanos Excmo. Señor: Como al Rey nuestro Señor dediqué el César, traducido en castellano, y al serenísimo señor Príncipe de Asturias el Catecismo Católico trilingüe del padre Pedro Canisio, así ahora, por especiales razones, ofrezco a V. E., puesta nuevamente en castellano, la Poética de Aristóteles, con algunas notas que para su mejor inteligencia me parecieron necesarias. La ocasión que hubo para la nueva traducción fue ésta: que habiendo el señor Azara, ministro de S. M. en Roma, pedido a esta Real Biblioteca las lecciones variantes que resultasen entre un precioso códice que hay en ella y entre las ediciones más correctas de la misma Poética, el bibliotecario mayor, cuando me hallaba dedicado a otro linaje de estudios más propios de mi genio, profesión y estado, me encargó que reconociese y anotase dichas variantes. Al desempeñar el encargo me aficioné a la Poética de Aristóteles; y creyendo que las dos versiones que tenemos podrían todavía mejorarse algún tanto, determiné de probarme a hacer otra tercera. Acabada que fue, se remitió original a examen de inteligentes en Roma; como allí les hubiese parecido bien, quiso el bibliotecario mayor, y S. M. mandó, que se imprimiese a expensas de la Real Biblioteca. Como los negocios de ésta se despachan por la Secretaría de V. E., y como su voto puede muy bien discernir y justamente apreciar el valor de la obra, calificando cuanto pertenece al arte poética, parece que, sin haber de buscar otras razones, naturalmente se ofrecen las especiales que se han insinuado para dirigirme a la protección de V. E., suplicándole tenga por bien de admitir esta muestra de mi afición a las buenas letras, en cuanto ellas no impiden el estudio de otras más serias e importantes en que debo emplearme. Dios guarde a V. E. muchos años. Madrid, 20 de junio de 1798. Excmo. señor: B. L. M. D. V. E. José Goya y Muniain. |